La basura electrónica, un problema que afecta a todos
El consumismo desmesurado es una de las señas de identidad de cualquier sociedad de los países desarrollados. La implantación de una economía global de libre mercado, hace que pueda adquirirse una mercancía en cualquier lugar del mundo, sea cual sea el producto a un precio más económico. Internet ha hecho que esta acción de adquisición sea algo común entre la ciudadanía, especialmente en la compra de productos tecnológicos procedentes de Estados Unidos o China, principales productores de estos aparatos electrónicos con cable o batería.
Sin entrar a analizar el punto de vista económico y la viabilidad de esta economía de mercado a gran escala en el medio plazo, se debe poner el foco en las contraprestaciones medioambientales que este tipo de compra compulsiva tiene en nuestro entorno más cercano. Por ello surge la problemática del e-waste, una nueva forma de residuos electrónicos que no para de acrecentar sus toneladas de desechos con el paso de los años, incidiendo un reciente informe el casino online Betway en esta tesitura.
Se cuentan por millones de toneladas esta chatarra de nueva generación en los últimos años, lo que permite vislumbrar la entidad del problema. En 2017, se reflejaron unos datos que hacen que la preocupación por viabilidad del sistema aumente. 44,7 millones de toneladas de e-waste fueron generados en todo el planeta. Especialmente en los países desarrollados y productores de estos aparatos electrónicos, con China y Estados Unidos a la cabeza, estimando que esta cifra se multiplique por tres a mediados de siglo.
El reciclaje debe ser la respuesta a esta tasa de reposición tan alta de productos electrónicos por parte de la sociedad de los países desarrollados. Únicamente una quinta parte de ese total, tuvo el final deseado para este tipo de desechos peligrosos, a través de su eliminación en una planta destinada a dicho fin. El resto, fueron arrojados directamente al medio ambiente, o bien a un contenedor genérico, con los grandes riesgos que ese hecho trae de la mano, no solo con respecto al medio ambiente, sino también a la salubridad del ser humano. Urge la implantación de medidas que hagan que la ciudadanía sea consciente aún más de la entidad del problema al que nos enfrentamos. El e-waste, una de las lacras del siglo XXI.